14 de febrero de 2011

San Valentín 2066


"El amor verdadero no tiene final feliz; porque simplemente no tiene final"
(Anónimo)





     De los hechos narrados a continuación sólo algunos son reales, la mayoría ficticios y el resto simplemente imposibles. El ejercicio de dilucidar cuál es cuál lo dejo en manos de vuestra imaginación.

     Qué bonito el Día de los Enamorados. Qué triste ¿Porqué dice eso, joven? Joven, yo. Sí, usted, teniendo en cuenta que debo doblarle la edad, parece bastante apropiado, ¿no cree? Visto así...

     No me preguntéis como llegó hasta aquí la encantadora ancianita que tengo sentada frente a mí, porque no lo sé, más aún, creo que ni siquiera ella lo sabe, simplemente apareció como de la nada ante mi puerta y aquí estamos dispuestos a charlar sobre lo divino y lo humano, cuando al decirle yo que intentaba escribir algo en mi blog sobre el Día de los Enamorados, tarea que ahora se me antojaba imposible pues creía haber sido abandonado por las musas, ella se ofreció a contarme el mejor San Valentín de su vida, que recordaba como si hubiera sido ayer a pesar de haber transcurrido más de medio siglo.

     Era un frío y lluvioso día, como el de hoy, sí, creo que un jueves. Mi marido, que Dios tenga en su  Gloria, había ido a recogerme a la salida del trabajo, como solía hacer siempre que él libraba. Nos felicitamos mutuamente por nuestro décimo San Valentín mientras corríamos hacia el coche bajo un minúsculo paraguas que había conocido tiempos mejores. Anda, pregúntame por tu regalo, me dijo ya dentro del auto. ¿Regalo? Habíamos quedado en no comprar nada. No he comprado nada, pero pregúntame por tu regalo. ¿Quieres que te pregunte por mi regalo? Sí, eso es lo que quiero. Vale, te preguntaré por mi regalo. ¿Ahora? Sí, vamos, hazlo. Esta bien, pero no me parece adecuado, no es muy elegante preguntar por un regalo que esperas. Por favor, hazlo, tienes mi aprobación, por lo tanto es adecuado. De acuerdo, allá va, pero que sepas que sigue sin parecerme apropiado. Mi chiquitín -siempre le llamaba así- ¿tienes un regalo para mí? Sí, mi amor. No lo veo. Y, entonces, arrancó el coche y me dijo: Estás en él. Tú regalo empieza aquí. Y conectó la radio y empezó a sonar aquella preciosa canción:  

"When you say nothing at all"


      Recuerdas, me dijo, ¿cómo no la iba a recordar si era la canción de la primera película que vimos casi juntos. ¿Casi juntos? Sí casi juntos o juntos pero no revueltos, pero da igual, él y yo nos entendemos. Notting Hill, yo también la he visto, maravillosa Julia Roberts haciendo de sí misma, no crea que le estoy quitando mérito, es que tengo oído que ella es exactamente así, encantadora, aunque todos los personajes de esta película lo son, sí. Pero, la he interrumpido, por favor, continúe. Pues nada, llegamos a casa, yo ya con las emociones a flor de piel y él que lo sabía con esa mirada que hacía que yo supiera que él lo sabía, me sigue ¿verdad? Sí, creo. 
     El segundo asalto llegó tras atravesar el umbral del comedor, mesa para dos, perfectamente vestida para la ocasión, velas y flores incluidas. En fin, había preparado una maravillosa cena romántica, no faltaba ni la música: 



"Nocturno en Do sostenido menor (1830)"

     Te acuerdas, me volvió a decir. Cómo para olvidarlo. Los Nocturnos de Chopin, el primer disco que me regalaste, le respondí yo, intentando contener cualquier emoción. Eres... un diablo. Y así, entre nocturno y nocturno, entre miradas, sonrisas y escasas palabras íbamos pasando la velada. Que si venga un brindis, por ti, no, por ti, por ti primero, no por ti, venga por los dos, chin-chin, ja, ja, ja. Aquella música tan triste nos llevó a recordar lo que éramos antes de conocernos y ambos concluimos que era un sano ejercicio para fortalecer lo que ahora somos.
     Aquello no había acabado, no; me di cuenta por la sonrisa que me dedicaba mientras nos mirábamos a los ojos en silencio. Se levantó para cambiar el disco y solicitando mi mano, tiró de ella suavemente haciéndome poner en pie mientras me decía: Seguro que también recuerdas como bailaban abrazados Francesca Johnson y Robert Kincaid en Los Puentes de Madison así que no me negarás este baile. Pues, el caso es que iba a ponerme a dividir el átomo, pero supongo que eso puede esperar, le dije yo parodiando a Meryl Strep. Y ahí ya me derrumbé sobre su pecho y así bailamos y bailamos, casi inmóviles mientras por los altavoces, la voz de Johnny Hartmann y la trompeta de Joe Wilder se empeñaban en darse una réplica tras otra, una y otra vez, haciendo aquel momento maravillosamente eterno. 


"Easy Living"



"Easy Living"
Living for you is easy living
It's easy to live when you're in love
And I'm so in love
There is nothing in life but you

I never regret the years that I'm given
They're easy to give when you're in love
I'm happy to do whatever I do for you

For you maybe I'm fool
But it's fun
People say you rule me with one wave of your hand
Darling, it's grand
They just don't understand

Living for you is easy living
It's easy to live when you're in love
And I'm so in love
There is nothing in life but you
"Es fácil vivir"
Vivir por ti, es fácil vivir.
Es fácil vivir cuando estás enamorado.
Y estoy tan enamorado...
No hay nada más en la vida que tú.

Nunca me lamento de  los años que me echan.
Son fáciles de dar, cuando estás enamorado.
Estoy feliz de hacer lo que puedo hacer por ti.

Puede que tal vez sea tonto,
pero es divertido.
La gente dice que se me domina con un movimiento de la mano.
Querida, es magnífico.
Simplemente no lo entiendo.

Vivir por ti, es fácil vivir.
Es fácil vivir cuando estás enamorado.
Y estoy tan enamorado...
No hay nada más en la vida que tú.
     No sé porqué pero tengo la impresión de que esta hermosa historia que me está contando no se acaba aquí. No se acaba aquí, acaba en el dormitorio como las buenas historias de amor. Prepararé más café, por favor siga, bueno, si puede, claro. No se asuste, no pienso escandalizarle, si es lo que teme. El caso es que, no sé como lo hizo, pero durante el corto trayecto entre el comedor y el dormitorio le dio tiempo a susurrarme al oído esta canción que aún recuerdo perfectamente: 

"El Universo"
     A estas alturas joven, podrá usted imaginarse que acabamos... Puedo, puedo, tampoco hace falta que entre en detalles. Acabamos recorriendo El Universo, sí de arriba a abajo, pero ¿a qué no adivina la banda sonora? Estoy por apostar que sí, ¿sale en una película? Sí. De los 80. Sí, más o menos. La exuberante protagonista consideraba esta joya musical la más idónea para... pasear por El Universo, ¿verdad? Ajá. ¡El Bolero de Ravel! Sí, lo ha adivinado. Bo Derek se llamaba la chica y la película "10, la mujer perfecta".
"El Bolero de Ravel"

     ¡Ah! Creo que tenía razón la buena de Bo, el Bolero es perfecto, duración más que adecuada, el largo, casi eterno crescendo y ese final tan... Veo que está usted muy puesta en terminología musical. No, verá, es que a mi chiquitín le gustaba mucho el tema oral y... ¡SEÑORA! Que tampoco hace falta que entre en detalles... ¡Calle, hombre! Lo que quiero decirle es que le gustaba mucho susurrarme cositas al oído mientras íbamos de estrella en estrella, ¿entiende? que si esta obra dura tantos compases, que si ahora el tambor, que si ahora se incorporan poco a poco los demás instrumentos, que si... vale, lo entiendo, pero el pobre hombre acabaría desgañitándose porque el volumen del final de la obra no es precisamente bajo... ¡Ay, joven! A esas alturas de la obra ni él estaba para gritar ni yo para escuchar, estábamos los dos cerca, demasiado cerca de descubrir el origen del Universo. Ya me entiende. Desde luego, puede jurarlo.

     Qué mujer, todavía tuvo fuerzas para cantarme la canción con que se dormía mientras él la apretaba contra sí y le acariciaba suavemente el pelo.

"Cuando duermes"

     También es de Aute como la del Universo, a él le gustaba mucho. ¿Y a usted? No, a mi, no, ni el jazz, ni la clásica,  pero tampoco me disgustaban, sobretodo cuando las ponía en el momento oportuno o en el contexto adecuado, él sabía como emocionarme, a pesar de todo.

"Cuando duermes"
Cuando duermes
poco tiempo después de la espuma
junto a mi corazón abrazada,
ausente como el sonido
de nuestras mudas palabras,
es el tuyo tal vez o es el mío,
este claro latido que me habla
cuando duermes.


Cuando duermes
lejos ya del ingrávido origen
con mi brazo cosido a tu espalda,
no tengo porque mirarte,
los ojos no me hacen falta,
tú me ves con tu vientre cumplido,
yo te veo a través de esta calma,
cuando duermes.


Cuando duermes
no es tu cuerpo desnudo el que estrecho
ni el calor del reposo que emanas,
sujeto los horizontes
del sueño que te traspasa
y agarrado a ese sueño sumiso,
me despierto y no hay nadie en mi cama,
cuando duermes.

     
     Sabe, creo que su marido tenía muy buen gusto. Sí, la música, el cine, sus libros, el arte en general le atraía mucho. Yo lo decía por usted. Por haberla elegido a usted. Eso más bien creo que fue suerte, joven. Debo irme pero antes conteste a mi pregunta. ¿Qué pregunta? Al principio dijo que este día le parecía triste...

     Entonces le expliqué que lo que me parecía triste es que tuviera que haber un día para conmemorar algo que deberíamos celebrar y agradecer cada día de nuestra existencia, en ese momento creí ver en su rostro el comienzo de una gran sonrisa de satisfacción pero se dio media vuelta y emprendió la marcha. 

     Adiós joven, gracias por su hospitalidad y por aguantar mis batallitas, espero que encuentre pronto la inspiración. Lo primero ha sido un honor y lo segundo un auténtico placer. La inspiración ya no me preocupa, vendrá cuando tenga que venir. Pero usted -le dije, ya gritando para que me oyera bien- no deje de volver cuando quiera, ésta ya es su casa. ¿Lo hará? 


     No hubo respuesta. O sí la hubo y se confundió con el silbar del viento. 

     Hay algo que no deja de darme vueltas en la cabeza desde que llegó, no sé porqué pero tengo la extraña impresión de haberla visto antes. Casi podría jurar que nos hemos conocido anteriormente. Y no poco.
     Habremos coincidido en alguna vida anterior. ¡Bah! paparruchas.
     O en algún universo paralelo. Más paparruchas.
     Y además, ahora tengo la corazonada de que pronto la volveré a ver. 

     En fin, me voy a dormir, seguro que para mañana se me ocurre algo.

     O no.