4 de diciembre de 2012

Profecías desafinadas.

"Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla".
(Proverbio ruso).

Pues ya estamos en Diciembre, último mes del año, ¿o quizá debería decir último mes del último año? ¿O último mes, así, a secas?
Hola de nuevo, mis apreciados visitantes. Aquellos que tuvisteis la gentileza de pasar por aquí a compartir el tradicional brindis virtual de Año Nuevo, quizá recordéis que fue un brindis marcado por la anunciada posibilidad de ser el último (Os lo digo por última vez.), merced a la llamada profecía  maya que augura el fin del mundo para el próximo día 21.
Lo cierto es que durante todo el año no ha habido mucho ruido respecto a un tema, cuanto menos, inquietante; aunque supongo que ahora, dada la proximidad de la fatídica fecha, el interés se irá manifestando de forma creciente. Pero tampoco mucho, me parece a mí. Creo que estamos ya demasiado escamados de tanto cuentista, como en Pedro y el lobo, pero en profetas en lugar de pastorcillos. Y aquí vendría de perlas una muestra de la famosa obra de Prokofiev, pero comprenderéis que uno no está para cuentos.
Cualquier discusión futbolera o fallo en alguna de las redes sociales o de mensajería ¿gratuita? que todos conocemos, genera miles de hilos más de discusión que el tema que nos ocupa, eso sin contar los problemas económicos y sociales que azotan gran parte del globo, terrible onda expansiva de esa bomba llamada crisis. Muchos, demasiados apocalipsis particulares, cada uno de ellos inmensamente más crueles y temidos que cualquier combinación más o menos exótica de numerología barata. Y además discriminatoria, porque al menos el armagedón total es como la muerte; es la muerte, en sí, no hay distinciones,  privilegios o rangos que valgan.
'El triunfo de la muerte', de Brueghel el Viejo.
(Click para ampliar)
Os confieso que a mí, personalmente, todas estas predicciones apocalípticas, por decirlo de manera elegante, me importan un bledo. Sí. Aunque como más vale prevenir que curar y hombre prevenido, vale por dos (menudo consuelo en este caso), uno no deja de tomar ciertas precauciones:

'Miserere mei, Deus'.
Miserere mei, Deus:
secundum magnam misericordiam tuam.
 Et secundum multitudinem miserationum tuarum,
dele iniquitatem meam.
 Amplius lava me ab iniquitate mea:
et a peccato meo munda me.
 Quoniam iniquitatem meam ego cognosco:
et peccatum meum contra me est semper.
Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique:
holocaustis non delectaberis.
 Sacrificium Deo spiritus contribulatus:
cor contritum, et humiliatum, Deus, non despicies.
 Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion:
ut aedificentur muri Ierusalem.
 Tunc acceptabis sacrificium justitiae, oblationes, et holocausta:
tunc imponent super altare tuum vitulos
Ten piedad de mí, oh Dios,
 por tu gran misericordia.
 De acuerdo con la multitud de tus piedades,
elimina todas mis ofensas.
 Lávame de mi maldad
y límpiame de mi pecado.
 Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre delante de mí.
Porque tú no deseas el sacrificio, que yo te iba a dar:
 pues Tú no te deleitas en los holocaustos.
 El sacrificio de Dios es un espíritu quebrantado:
un corazón contrito y roto, oh Dios, no lo desprecies.
 Que sea favorable, Señor, y buena tu voluntad con Sion:
en reconstruir los muros de Jerusalén.
 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, las ofrendas y holocaustos:
 y se ofrecerán los becerros sobre tu altar
.
El Miserere es el Salmo 51 del Antiguo Testamento y esta maravilla que habéis podido escuchar es la visión musicada que de él tuvo, allá por 1638, un sacerdote, cantante  y compositor romano llamado Gregorio Allegri. Ésta fue su obra más famosa, un encargo papal, para representarse únicamente los miércoles y viernes de la Semana Santa, y únicamente en la Capilla Sixtina, con prohibición expresa, incluso de hacer copias, bajo pena de excomunión, prohibición y pena afortunadamente ya derogadas. Esta obra es una de las más bellas muestras del estilo polifónico del Renacimiento, cantada por dos coros, uno de cuatro y otro de cinco voces, uno expone el tema y el otro responde con un desarrollo más elaborado. Una obra maravillosa, muy difícil de explicar con palabras las emociones que despierta en quienes se entregan a su atenta escucha.
No, no me preocupan mucho ni el qué, ni el cuando se nos van a llevar por delante. Me inquieta más el cómo. De haber Alguien con la potestad de concedernos al menos un último deseo, sólo le pediría que fuera algo rápido, instantáneo, como quien acciona un interruptor y se apaga la luz, previa anunciación, claro; ¿tanto les cuesta a todos esos pronosticadores de destinos fatales afinar un poco más en sus predicciones? Vamos a ver, se acabará el mundo el 21 de Diciembre de 2012, sí, vale, lo captamos, pero ¿cómo? ¿Será un visto y no visto o será toda una exhibición de efectos especiales dignos de cualquier superproducción hollywoodense? Y lo más importante: ¿A QUÉ HORA?
Uno quiere prepararse su banda sonora para tan emotiva fecha y compartirla con quien junto a él suspira, en una última  cena, bajo el cielo estrellado que casi roza esta bendita montaña nevada. 

 'One more kiss, dear'.

One more kiss, dear
One more sigh
Only this, dear
It’s goodbye
 For our love is such pain
And such pleasure
And I’ll treasure till I die
So for now, dear
Au revoir, madame..
But I vow dear, not farewell
For in time we may have a love’s glory
Our love story to tell.
Just as every autumn
Leaves fall from the tree
Tumble to the ground and die
So in the springtime
 Like sweet memories
 They will return as will I

Like the sun, dear
Upon high
We’ll return, dear
To the sky 
 And we’ll banish the pain and the sorrow
Until tomorrow goodbye.
One more kiss, dear
One more sigh
Only this, dear
Is goodbye 
For our love is such passion 
 And such pleasure 
 And I’ll treasure until I die.
Like the sun, dear
 Upon high
 Well return, dear
To the sky
And we’ll banish the pain and the sorrow 
Until tomorrow goodbye.
Un beso más, querida
Una mirada más
Sólo eso, querida
Sólo un adiós.
Porque nuestro amor es tan doloroso
Y tan placentero
Que lo conservaré hasta la muerte
Así que, de momento, querida
Au revoir, madame.
Pero te juro mi amor que no te digo adiós
Porque con el tiempo podemos tener un amor glorioso
Nuestra historia de amor para contar.
Así como cada otoño
Las hojas caen del árbol
Al suelo y mueren
En la primavera
Como los dulces recuerdos
Ellas regresarán como yo lo haré.
Como el sol, querida
Arriba, en lo más alto
Volveremos, mi amor
Al cielo
Y olvidaremos el dolor y la pena
Hasta mañana, adiós.
Un beso más, querida
Una mirada más
Sólo eso, mi amor
Es un adiós
Porque nuestro amor es tan apasionado
Y tan placentero
Que lo conservaré hasta la muerte.
Como el sol, querida
Arriba, en lo más alto
Volveremos, mi amor
Al cielo
Y olvidaremos el dolor y la pena
Hasta mañana, adiós.

Precioso tema de aire retro con letra de Peter Skellern y voz de Don Perceval, incluído en la majestuosa banda sonora de la película Blade Runner (1982), a cargo del compositor griego Vangelis, escogido expresamente por el director Ridley Scott para complementar la que, hoy en día, es considerada una de las más grandes obras del séptimo arte. Desde el vertiginoso y conocido tema principal, pasando por un -por supuesto- triste blues, o el desgarrador Tales of the future -con la potente voz del gran Demis Roussos-, o quizá la melancólica Rachel's song, o el famosísimo Love theme, con que finaliza este post, hasta el no menos célebre Tears in the rain -que acompaña una de las escenas cumbre de la historia del cine-, es difícil, muy difícil, decantarse por uno de ellos. Pocas veces una banda sonora ha estado tan bien integrada en las escenas de una película. Vangelis ha sabido captar y exponer magistralmente con la mezcla de instrumentos tradicionales y sus modernos sintetizadores, la gris atmósfera de un futuro no muy lejano que, pese a todos los adelantos creados por el ser humano, parece llevar a éste a un inevitable fin apocalíptico de decadencia y tristeza.
Cartel de Blade Runner, por John Alvin.
 
 Así que, profetas y profetisas, nostradamus y nostradamas, seamos un poco serios, por favor, ya puestos a hacer el ridículo atemorizando a quienes se dejen, háganlo con un poco más de propiedad y delicadeza, pero sobretodo, afinen un  poco más.
Y a vosotros queridos amigos os dejo el precioso tema de amor antes citado, con un prodigioso Dick Morrisey tocando un saxo que invita a soñar, a pensar, a recordar todos esos momentos maravillosos de nuestras frágiles vidas que, tarde o temprano, pero seguro -y ahora me atrevo, no sin sonrojo, a imitar al redimido replicante-, se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

'Love theme from Blade Runner'


Estoy seguro de que cada uno de vosotros tiene su propia banda sonora, cada uno en su estilo, por supuesto. Seguid enriqueciéndola y guardadla, guardadla bien, pero no muy lejos.

Quizás la necesitéis muy pronto.

O no.





          




2 comentarios:

  1. Pues creo que ese fin que estan promocionando está lleno de alarmismo y de poco sentido común como explicaste. No es más que un pretexto. Hicieron una película, la película necesitaba venderse, y qué mejor manera de promocionarla que alarmar a toda la población mundial.
    Algunos hasta dicen que se están haciendo naves espaciales para escapar del cataclismo ese día!!!! Y en mi país varias personas se han suicidado temiendo el dichoso "final".

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    1. Mi querida Massiel, son las típicas situaciones que se producen cada vez que llega una de estas 'fechas fatídicas'. Aquí se está suicidando gente porque pierden su trabajo, su casa, su dignidad, su futuro... Decenas, cientos, miles de apocalipsis menores pero no menos graves, de los que algunos -no iluminados, pero sí expertos- avisaron, pero nadie quiso -quisimos- escuchar.
      Gracias por el comentario.

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