14 de diciembre de 2012

Pueblo, levántate y anda.

"El pueblo me silba, pero yo me aplaudo".
Quinto Horacio Flaco, poeta latino (65 a.C - 8 a.C.).
 



Pueblo, levántate y anda. Pero primero ¡DESPIERTA!

Hola visitantes, ¿recordáis que hace poco más de un año despedíamos, no sin cierto alivio, a aquel inane intelectual que durante ocho largos años nos guió por el Universo de Bambi, entre conjunciones interplanetarias y economías de Champions Ligue? Poco después, se subió al carro a tirar de unas riendas ya demasiado dadas de sí el prometedor candidato de la otra alternativa, trayendo consigo un poco, no creáis que mucho más (se va conociendo el género), de esperanza. Vale que reparar en un año los desmanes que se cometieron en ocho, vale que la herencia recibida, vale que la situación económica mundial... Pero no, no hay excusas que valgan, porque teniendo todo el poder que da una cómoda mayoría no se están haciendo las cosas nada bien, para los de siempre, claro. Y claro está que no sólo seguimos igual, sino que vamos a peor.

'Retales, chapuza y pastiche'.
Retales, chapuza y pastiche,
 remiendos, tapujos y parches,
 todo funciona a pegotes,
 qué carnaval, qué pitote,
 vaya chapuza que hay.

Echa el freno, Madaleno,
 que me pisas el terreno,
 equilibrios y piruetas
 al son de una pandereta.
 Coyunturo y estructuro
 pa'luego llevarme un duro,
 y el parásito pelele
 se hace el amo de la tele.
 El desnudo prohibido,
 los bebés nacen vestidos,
 Dedo Gratias por la gracia
 de la ilustre dedocracia.
 Es mucho más conveniente
 ser de Dios que ser decente,
 valga enchufe por talento
 y a vivir todos del cuento.

Aquí el que no corre, vuela,
 aunque al prójimo le duela,
 dólar santo en los misales
 compra pecados mortales.
 Pareceres contrastados,
 Rex, Coronas o Ducados,
 tú te asocias, yo me asocio
 y aumentemos el negocio.
 Eres guapo y con dinero,
 cuánto heredas, Baldomero,
 al pan vino, al vino, torta,
 confundir es lo que importa.
 Aleluya, Aleluya,
 cada uno con la suya,
 y aquí va la moralina:
 chúpate esa mandarina.
Retales, chapuza y pastiche,
remiendos, tapujos y parches,
todo funciona a pegotes,
qué carnaval, qué pitote,
vaya chapuza que hay.



Luis Eduardo Aute, cantautor, compositor, poeta, pintor y director de cine español, aunque nacido en Manila, Filipinas. En 1976 apremiado por sus productores buscando temas más comerciales, sale a la luz el disco Babel con trece canciones satíricas, críticas con el modo de vida de la época, entre ellas este Retales, chapuza y pastiche que, a ritmo de divertido chotis, aún hoy en día, casi cuarenta años después, mantiene toda su frescura y vigencia. 

Qué enorme decepción se está llevando ese pueblo al que se le está triturando tanto económica como social y humanamente, pudiendo haber acabado primero con tantas y tantas prebendas sonrojantes, tantos y tontos derechos de unas castas privilegiadas, que ellos mismos se autoconceden por unanimidad sin el menor rubor, tantas millonarias subvenciones absurdas a quienes ya tienen los bolsillos bien llenos, tantas autonosuyas -que diría aquél- que amamantar hasta la extenuación materna si hace falta. Y ese pueblo... Ahí está, adormecido, anestesiado; quizá tarde aún en despertar y cuando lo haga... Sí, quizá sea ya demasiado tarde, como siempre, porque aquellos a quienes busque para pedirles cuentas hace tiempo que tienen los billetes sacados, ¡y en clase VIP, por supuesto!; y sí, serán billetes de ida y vuelta, con fecha abierta, porque volverán como héroes o mártires, según convenga, eso sí, cuando ese pueblo aborregado se haya autodiezmado, arrojándose a la cabeza sus leyes, convenios, estatutos, estados de derecho y hasta sus ya inútiles iPhone, porque ese pueblo ya estará solo, abandonado a su suerte. Quizá  Alecto, TisífoneMegara, las Furias, hijas de Aqueronte y de la Noche, acudan prestas a la llamada de ese pueblo que clama  venganza, quizá se apiaden de él y hagan oídos sordos, sabedoras de que en una lucha fraticida lo que sobra es furia.
 
 
'Furie terribili'.
Furie terribili!
Circondatemi,
Sequidatemi
Con faci orribili!
Furie ...
¡Furias terribles!
rodeadme,
seguidme
con cara horrible!
¡Furias!....



Cecilia Bartoli
De esta espectacular forma comienza la Escena Quinta del Acto I de la ópera Rinaldo, compuesta por George Friedrich Haendel en 1711, en la que se narra la historia de amor entre el Caballero Templario Rinaldo y Almirena, hija de Godofredo, caudillo de los cruzados, situándose la acción allá sobre el año 1100, durante la Primera Cruzada y en el asedio a la ciudad de Jerusalén. Pero es la hechicera árabe Armida la protagonista de este corto aria, quien apareciendo en el aire sobre un carro tirado por dragones que arrojan llamas y fuego por la boca, invoca a las terribles Furias, ante la demanda de Argante, Rey Árabe de Jerusalén  y, además, su amante, dispuesta a llevar a cabo toda clase de engaños y maldades contra los cruzados. Naturalmente, y como de costumbre, no os contaré el desenlace de tan intrigante historia, dejándoos con la miel en los labios, agravio que algún día agradeceréis. Citar, es de justicia, que la imponente voz que habéis podido escuchar pertenece a la ¿mezzosoprano? italiana Cecilia Bartoli, uno de los grandes valores de la ópera actual; y además, vistos -u oídos- sus últimos trabajos discográficos, un valor cotizando al alza. Soberbia, espléndida, valiente.
 
 'Justicia y Paz', de Corrado Giaquinto.
 

Pueblo, levántate y anda, pero primero despierta.
Deja de soñar que la vida es un baile de máscaras en el que aparentar lo que nunca has sido.
La comedia siempre da paso a la tragedia. Uno empieza con una máscara de regio bufón y al final todos acaban con la misma.
 
Porque de esa
 
hay para todos.
 
O no.
 
 
         
                            

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