7 de abril de 2014

Balada triste de trompeta.

"Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?"
Albert Einstein, físico y científico alemán.





Nada, o casi nada que decir. 
Hay preguntas de las que, por mucho que busquemos, jamás hallaremos una respuesta. Inútil búsqueda de una medicina para una herida tan profunda que sólo el tiempo debe curar. Inútil, incluso, esconderse en este bendito refugio que me he hecho a medida, creyéndolo impermeable al mundanal ruido. 

Salgo en busca de esa respuesta, al amparo de la noche más oscura imaginable; asciendo montaña arriba, decidido, dispuesto a pedirle explicaciones a esa Dama Negra que bien podía haber tenido el saramágico gesto de anunciar su mala nueva en el sobre morado de costumbre, con la antelación debida, y mucho más llevar a cabo su nefasta labor con un tranquilizador abrazo, no os digo ya con un lenitivo beso.  

'Elves Hunter',
de Santiago Olivera.
Ni siquiera tuvo el detalle de recibirme cuando la atisbé allá en lo más alto; un sólo gesto suyo bastó para detener mi decidido avance, ni siquiera me permitió abrir la boca, conocía la pregunta, conocía la respuesta; ¡alto!, no continúes, ni te he llamado, ni tengo previsto visitarte... me dijo, con gesto impertérrito y una voz tan sosegada que contrastaban enormemente con la escena que relato, al mismo tiempo que consultaba uno de los infinitos relojes de arena que la rodeaban, ...por ahora. Desanda lo andado, has tomado el camino equivocado, la respuesta que buscas está justamente al otro lado, pero te llevará algún tiempo encontrarla, y no le hizo falta volver a mirar mi reloj de arena para terminar sentenciando con un estremecedor o no. 

Ya de vuelta al hogar, sentado al amparo de la noche, ahora sí poblada de estrellas, creo descubrir entre todas ellas una que, por su hermosura y alegre titilar, juraría que antes no estaba ahí. Cierro los ojos y creo escuchar la hermosa y redentora balada triste de trompeta que me ha de vaciar de lágrimas contenidas, liberando un espacio que la esperanza no tarda en rellenar. 

'Alto Giove'
(Instrumental)



Miro de reojo hacia la nevada cumbre y digo sin pronunciar palabra alguna volveremos a vernos

Eso, ni lo lo dudes, fue la respuesta que me trajo un gélido viento, hasta entonces ausente. 

Pero ni tuve miedo, ni me importó. 

Nada.